Capitulo Final

CAPÍTULO FINAL: CABOS SUELTOS

CAPÍTULO FINAL: CABOS SUELTOS


Joan acompañó a Enric hasta el descampado donde el profesor tenía su vehículo estacionado.  Tenía ganas de oír las historias "in situ" sobre asesinos en serie que su ídolo le había prometido. 
Ya cerca del coche, un brazo muy fuerte lo aprisionó del cuello con fuerza, dejándole inconsciente. 
Al despertarse, se encontraba en un lugar húmedo y oscuro, atado a una columna con una gruesa soga. 
Delante suyo, estaba Enric, mirándole. 

-Joan, quiero oírlo de tus propios labios. ¿Eres tú el asesino en serie que la policía está buscando? 

-Sí profesor. Usted siempre dice que hay que meterse en la mente del asesino, y que mejor forma de hacerlo que experimentar lo que sienten. Es algo indescriptible, una sensación de poder que te hacer sentir casi como un dios, con el privilegio de poder quitar la vida a la inmunda humanidad. 
Debería probarlo. 

-No, Joan, entendiste mal. Nunca haría algo así, excepto si me viera obligado para poder acabar con el Mal. 

De pronto, una criatura se puso al lado de Enric. El chico gritó al verla, horrorizado. 

-Joan, -dijo la bestia- soy un vampiro y como depredador he experimentado la misma sensación de la que hablas, con la diferencia de que yo me veo obligado a ello para poder sobrevivir. 
Y ahora, tú has sido elegido para ser convertido también en una criatura de la noche.  

Acto seguido, se abalanzó sobre el cuello del muchacho y le clavó sus colmillos en la yugular. 
Joan volvió a perder de nuevo el conocimiento. 

-Profesor, ya sabe lo que tiene que hacer. 

El chico se volvió a despertar a las pocas horas. El escenario era diferente, se encontraba dentro de un vagón de metro vacío. Miró hacia uno de los paneles laterales y pudo comprobar que se encontraba en la Línea 1. 
Notaba que su cuerpo y sus sentidos habían cambiado. Percibía todo con más intensidad y se notaba mucho más fuerte. 
El transporte se movía. 
Empezó a sentir una sed terrible, miró hacia delante y entonces lo vio. El profesor estaba en el vagón que había al final del pasillo. 
Joan podía escuchar los latidos del corazón de Enric, bombeando la sangre que serviría para saciarle. 
No había nadie más, sólo el conductor que estaba dentro de la cabina. 

-¡Profesor, hoy va a ser mi alimento! 

Corrió hacia delante, al tiempo de oir por los altavoces: 
-Próxima parada, Mercat Nou. 

Estaba ya en el segundo vagón, a punto de alcanzar a su víctima, cuando el metro salió al aire libre. 

Su piel empezó a quemarle, obligándole a pararse. Buscó desesperado un lugar donde no tocara el Sol, pero le fue imposible. Gritó con rabia y dolor mientras ardía. 

Después del entierro, días más tarde, Enric acompañó a los padres de Joan a su casa. 
Una vez dadas de nuevo sus condolencias, ya de noche, se dirigió hacia su coche. 
Pero no llegó a abrirlo, algo le dejó aturdido. 
Cuando le volvió la razón, se encontraba en el suelo, justo enfrente del Río Besós. 

-Francesc, ¿que quieres ahora de mí? ¡Habíamos hecho un trato! Yo te ayudaba a deshacerte de Joan y tú me dejabas libre, para que siguiera viviendo. 

-Profesor, -dijo la criatura- me salió mal la jugada. El chico debería de haberte mordido y matado, para morir él después abrasado por el Sol. 
No ha podido ser,  pero a mí no se me escapa ninguna víctima. Tú ya lo hiciste de pequeño gracias a tu padre y su grupo, pero esta vez no será así. 
No hay que dejar cabos sueltos. 

Acto seguido, el vampiro levantó sus zarpas y despedazó a Enric, para tirar luego sus restos al río.


FIN